Soltar para sanar: cómo dejar ir a una persona que marcó tu vida
En nuestro viaje a través de los innumerables retos de la vida, una de las experiencias más comunes y, sin embargo, más personales es la lucha por superar a alguien que no podemos olvidar.
Podría tratarse de un ex, un amor del pasado, o incluso una "situationship" complicada; esa especie de relación no definida con alguien que, en el fondo, sabemos que no nos hace bien. A pesar de esto, los pensamientos, recuerdos y sentimientos parecen tener un control sobre nosotros que a veces es difícil de vencer. Hoy, exploraremos por qué puede ocurrir esto.

Soltar y dejar ir: por qué a veces es tan difícil
Dejar ir a alguien que ha marcado nuestra vida no es simplemente tomar la decisión de olvidar, es un proceso emocional profundo que toca nuestras heridas más sensibles. Muchas veces, lo que dificulta soltar no es solo la persona en sí, sino lo que representaba: una etapa, una ilusión, una versión de nosotros que queríamos sostener.
A nivel cerebral, el apego activa circuitos de recompensa, lo que nos lleva a experimentar abstinencia emocional cuando esa persona ya no está. Además, el miedo a lo desconocido, la idea de “no volver a sentir algo así” o la creencia de que esa relación era única, nos atan a recuerdos idealizados. Soltar no significa negar lo vivido, sino aceptar que hay historias que terminan para dar espacio a otras nuevas. Y eso, aunque duela, también es crecimiento.
¿Por qué nos obsesionamos con personas del pasado?
Un factor significativo es nuestra necesidad psicológica de cierre emocional. Implica resolver y hacer las paces con la conclusión de un capítulo significativo en la vida de uno. Este concepto no se trata simplemente de superar una ruptura, sino que abarca comprender y racionalizar sus motivos.
La búsqueda de cierre está profundamente arraigada en nuestra necesidad de completar la narrativa. Nuestros cerebros son maestros del storytelling, siempre en búsqueda de un relato completo que incluya un inicio, un desarrollo y un desenlace. Cuando una relación termina sin una conclusión clara, deja nuestra narrativa incompleta, causando malestar psicológico. Esto puede llevar a una disonancia cognitiva, donde nuestro entendimiento lógico choca con nuestro estado emocional.
Por eso, reconocer esta disonancia es crucial para la sanación emocional.
Conseguir el cierre, a veces, implica un proceso de ansiedad y duelo, semejante al modelo de Kübler-Ross, que describe este proceso en diferentes etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. El cierre se alinea con la etapa de aceptación, donde uno reconoce y se reconcilia con la pérdida.
Para sonseguir esto, la escritura reflexiva, como llevar un diario, puede ser una herramienta poderosa. Además, ir a terapia puede ofrecerte nuevas perspectivas y ayudar a lograr el cierre.

El Principio de Pollyanna y el síndrome del recuerdo idealizado
¿Te ha pasado que recuerdas los buenos momentos con más claridad? Esto es gracias al Principio de Pollyanna, un tipo de sesgo cognitivo que distorsiona nuestros recuerdos, llevándonos a idealizar el pasado y pasar por alto los aspectos negativos. Es un mecanismo de defensa que protege nuestra autoestima, pero también prolonga nuestro apego, haciendo que recordemos solo los momentos felices y descuidemos las razones por las que la relación terminó.
Para contrarrestar este sesgo, es importante recordarnos activamente las dificultades de la relación. Este “reality check” ayuda a equilibrar nuestra percepción, reduciendo la tendencia a escapar hacia un pasado color de rosa. También, las prácticas de mindfulness pueden ser beneficiosas, manteniéndonos anclados en el presente y reduciendo la inclinación a vivir en la nostalgia.
La química detrás de la obsesión emocional
Nuestra incapacidad para avanzar también puede parecerse a la adicción. Las relaciones desencadenan inundaciones de neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, creando un vínculo similar al formado por sustancias adictivas. Por lo tanto, el final de una relación puede parecerse a la abstinencia, manteniéndonos atados a la fuente de esos sentimientos.
Apego ansioso y rumia mental, el llamado TOC de amores
Para aquellos con estilos de apego ansioso, el final de una relación puede ser particularmente complicado. El apego ansioso se caracteriza por una preocupación constante sobre la estabilidad, la seguridad y la confianza en las relaciones cercanas. Las personas con este tipo de apego a menudo temen ser abandonadas y pueden buscar constantemente señales de rechazo o desinterés en sus parejas.
Por lo tanto, cuando una relación termina, estas inseguridades se intensifican, llevando a una rumia mental continua: una tendencia a pensar y repensar obsesivamente sobre los eventos pasados y sus posibles implicaciones.
Este círculo vicioso de pensamientos a menudo se traduce en una búsqueda constante de respuestas acerca de qué fue lo que falló en la relación (o, incluso en esas innumerables búsquedas de su perfil de Instagram). A menudo, puede haber una tendencia a culparse a sí mismo, preguntándose si se podría haber hecho algo diferente para salvar la relación. Esta introspección, aunque puede ser útil hasta cierto punto, se convierte en un ciclo de autocastigo cuando es excesiva y no conduce a una comprensión productiva o a una resolución emocional.
¿Cómo dejar ir a alguien que fue importante en tu vida?
1. Busca el cierre dentro de ti: escribe, no envíes
Escribe una carta expresando tus sentimientos y las razones por las que necesitas avanzar. No la envíes. Este acto simbólico proporciona un sentido personal de cierre.
2. Aplica el contacto cero: separarte también es autocuidado
Corta la comunicación. Este paso retador es crucial para separarse de los vínculos emocionales y químicos formados durante la relación.
3. Reinterpreta tus recuerdos: no todo fue ideal
Recuerda deliberadamente no solo los buenos momentos, sino también los desafíos y las incompatibilidades. Esto ayuda a debilitar las gafas de color de rosa con las que a menudo vemos las relaciones pasadas.
4. Invierte en ti: redescubre quién eres fuera de la relación
Después de la ruptura, aunque sea más difícil si se trata de alguien del trabajo, sumérgete en actividades que te definan fuera de la relación. Persigue nuevos pasatiempos, conoce nuevas personas y redescubre tu individualidad.
5. Tiempo paciencia: sanar lleva tiempo, y eso está bien
Sanar rara vez es lineal. Permítete tiempo y entiende que está bien tener retrocesos. Tu mente gradualmente dejará ir estos recuerdos.
No estás solo: mereces sanar con apoyo emocional
Es importante enfatizar que no estás navegando estos desafíos solo. Las experiencias y emociones discutidas aquí son parte de un viaje humano compartido, que muchos de nosotros atravesamos en diferentes etapas de nuestras vidas.
Si te sientes profundamente identificado con estos conceptos, recuerda que buscar ayuda profesional puede ser un paso profundamente sanador. La terapia de pareja online con un psicólogo calificado ofrece una manera conveniente y accesible de explorar más a fondo estos sentimientos. Además, un psicólogo puede proporcionar orientación y apoyo personalizados, ayudándote a navegar tus emociones y pensamientos en un entorno seguro y de confianza.
Sin duda, el proceso de superar una pérdida amorosa es multifacético e involucra comprender nuestras necesidades emocionales, enfrentar nuestros sesgos y participar activamente en prácticas de autosanación. Como hemos explorado en este artículo, el camino hacia el cierre emocional no es una línea recta, sino un camino lleno
de autodescubrimiento y crecimiento personal. Por eso, a medida que avanzas en este viaje, recuerda que cada paso, por pequeño que sea, te acerca a un futuro donde los recuerdos ya no te detienen, sino que sirven como escalones hacia una versión de ti más fuerte y resiliente.
Puedes contar con un psicólogo online en Therapyside para seguir profundizando en tus emociones, priorizarte y cuidar tu bienestar psicológico. Si este artículo te ha ayudado a comprender mejor este tema, ¡esperamos que te sientas más empoderado para vivir una vida sin limitaciones!


Isabel Aranda
Artículo escrito y revisado por Isabel Aranda | Graduada en psicología, con n.º de colegiada M-13497. + 10 años de experiencia como psicóloga general sanitaria.