Autoestima
16/5/2025
4
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Vigorexia: síntomas y consecuencias

Imagina que, a pesar de tener un cuerpo musculoso, te ves débil cada vez que te miras al espejo. Sientes la necesidad constante de entrenar más, comer más proteínas y evitar cualquier actividad que no esté relacionada con mejorar tu físico. Esta es la realidad de quienes padecen vigorexia, un trastorno que va mucho más allá del deseo de estar en forma y que puede tener consecuencias graves para la salud física, emocional y relacional.

Aunque muchas veces se disfraza de disciplina o vida saludable, la vigorexia es una distorsión de la autoimagen que puede llegar a ser incapacitante si no se detecta y trata a tiempo.

¿Qué es la vigorexia y en qué consiste?

La vigorexia, también conocida como dismorfia muscular, es un trastorno psicológico caracterizado por una preocupación obsesiva por el desarrollo muscular y una percepción distorsionada del propio cuerpo. Las personas que la padecen se ven a sí mismas como pequeñas o débiles, incluso si tienen una musculatura desarrollada. Esta obsesión puede llevar a comportamientos extremos, como:

  • Entrenamientos excesivos
  • Dietas estrictas
  • Uso de esteroides u otras sustancias
  • Aislamiento social por priorizar el entrenamiento

La vigorexia se considera un trastorno dismórfico corporal y comparte características con los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia o la bulimia, aunque su foco no es la delgadez sino la hipertrofia.

"La vigorexia es un trastorno serio que va mucho más allá de la simple búsqueda de un cuerpo en forma. Se trata de una obsesión patológica con la musculatura, en la que la persona se percibe constantemente como débil o poco musculosa, aunque objetivamente tenga un físico desarrollado. Esta distorsión de la autoimagen puede conducir a entrenamientos extremos, dietas restrictivas, uso de sustancias peligrosas y un deterioro progresivo de la vida social y emocional.

Como profesionales de la salud mental, enfatizamos que el bienestar no se mide por el tamaño del músculo ni por estándares corporales impuestos por redes sociales o ciertos modelos culturales. Una construcción sana de uno mismo implica aceptar y cuidar el cuerpo desde el respeto, no desde la exigencia ni la obsesión. La verdadera fortaleza radica en poder mirarse con compasión, reconocer las propias vulnerabilidades y pedir ayuda cuando la relación con el cuerpo se vuelve fuente de sufrimiento.

Buscar atención psicológica no es señal de debilidad, sino un acto de autocuidado y valentía. Con el tratamiento adecuado, es posible recuperar el equilibrio, mejorar la autoestima y desarrollar una relación saludable con uno mismo"

¿Cuáles son los síntomas de alguien que tenga vigorexia?

Los síntomas de la vigorexia pueden ser físicos, emocionales y conductuales. Algunos de los más comunes incluyen:

  • Preocupación constante por el tamaño y la forma muscular: Sentirse insatisfecho con el propio cuerpo, a pesar de tener una musculatura desarrollada.
  • Entrenamiento excesivo: Pasar largas horas en el gimnasio, incluso cuando se está lesionado o enfermo.
  • Dieta estricta: Consumir grandes cantidades de proteínas y evitar alimentos que se perciben como poco saludables.
  • Uso de suplementos o esteroides: Recurrir a sustancias para aumentar la masa muscular de manera rápida.
  • Aislamiento social: Evitar actividades sociales que interfieran con el régimen de entrenamiento o dieta.
  • Ansiedad o depresión: Experimentar síntomas de trastornos del estado de ánimo relacionados con la imagen corporal.

Este tipo de perfil suele camuflarse bajo el paraguas del “fitness”, lo que complica aún más su detección temprana. 

¿Cuáles pueden ser las causas de alguien con vigorexia?

No hay una única causa para desarrollar vigorexia, pero se han identificado varios factores de riesgo que podrían influir:

  • Factores psicológicos: Baja autoestima, trastornos de ansiedad o depresión, y una necesidad de control pueden contribuir al desarrollo de la vigorexia.
  • Factores sociales: La presión social para tener un cuerpo musculoso y las representaciones en medios de comunicación pueden influir en la percepción corporal.
  • Factores biológicos: Desequilibrios químicos en el cerebro pueden desempeñar un papel en la aparición de trastornos obsesivos relacionados con la imagen corporal.

Consecuencias de la vigorexia

La vigorexia puede tener consecuencias graves tanto físicas como psicológicas:

  • Lesiones físicas: El entrenamiento excesivo puede llevar a lesiones musculares, articulares y óseas.
  • Problemas de salud: El uso de esteroides y suplementos puede causar daños en órganos como el hígado y el corazón.
  • Trastornos alimentarios: Las dietas extremas pueden llevar a deficiencias nutricionales y otros problemas de salud.
  • Aislamiento social: La obsesión con el entrenamiento y la dieta puede interferir con las relaciones personales y profesionales.
  • Problemas psicológicos: La vigorexia puede estar asociada con trastornos de ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental.

¿Hay diferencia entre hombres y mujeres en la vigorexia?

Aunque la vigorexia puede afectar a personas de cualquier género, es más común en hombres, especialmente aquellos que participan en actividades que enfatizan la musculatura, como el culturismo. Sin embargo, las mujeres también pueden verse afectadas, y en su caso, la obsesión puede centrarse tanto en la delgadez como en la tonificación muscular.

Vigorexia y su relación con la sexualidad

La vigorexia puede afectar la sexualidad de diversas maneras:

  • Disfunción sexual: El uso de esteroides puede causar problemas como la disminución de la libido y la disfunción eréctil.
  • Imagen corporal: La insatisfacción con el propio cuerpo puede llevar a evitar la intimidad sexual.
  • Relaciones personales: La obsesión con el entrenamiento y la dieta puede interferir con las relaciones románticas y sexuales.

¿Qué diferencia hay entre la vigorexia y la ortorexia?

Aunque ambos son trastornos relacionados con la imagen corporal y la salud, tienen diferencias clave:

  • Vigorexia: Obsesión por aumentar la masa muscular y mejorar la apariencia física a través del ejercicio y la dieta.
  • Ortorexia: Obsesión por comer de manera saludable, evitando alimentos que se perciben como poco saludables, lo que puede llevar a restricciones dietéticas extremas.

Ambos trastornos pueden tener consecuencias negativas para la salud física y mental, y requieren atención profesional.

Tratamiento para la vigorexia

El tratamiento de la vigorexia generalmente incluye:

  • Psicoterapia: La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a cambiar patrones de pensamiento y comportamiento relacionados con la imagen corporal.
  • Asesoramiento nutricional: Trabajar con un nutricionista para desarrollar una dieta equilibrada y saludable.
  • Intervención médica: En casos de uso de esteroides u otros suplementos, puede ser necesario tratamiento médico para abordar los efectos secundarios.
  • Apoyo social: El apoyo de familiares y amigos puede ser crucial en el proceso de recuperación.

¿Se puede prevenir la vigorexia?

Aunque la vigorexia es un trastorno complejo que puede desarrollarse por múltiples factores, hay ciertas acciones preventivas que pueden ayudar a reducir el riesgo, sobre todo si se identifican señales de alerta en etapas tempranas:

1. Promover una imagen corporal saludable desde la infancia
En casa, en la escuela y en los medios que consumen los adolescentes y jóvenes, es importante evitar mensajes que refuercen estereotipos corporales irreales. Educar sobre la diversidad de cuerpos y fomentar la aceptación puede marcar la diferencia.

2. Enseñar a consumir redes sociales de forma crítica
Muchos casos de vigorexia están influenciados por contenidos en redes que idealizan cuerpos musculosos o promueven rutinas extremas. Acompañar a los más jóvenes en el uso de estas plataformas y explicar qué es real y qué no lo es, es clave.

3. Evitar reforzar la apariencia como valor principal
Es común elogiar cuerpos atléticos o felicitar por cambios físicos sin saber si hay detrás un trastorno. Cambiar este foco hacia otros valores (empatía, esfuerzo, compromiso) es fundamental para prevenir obsesiones con el físico.

4. Fomentar una relación equilibrada con el deporte y la comida
Hacer ejercicio de forma sana y disfrutar de una alimentación variada sin caer en extremos, es parte de una buena educación emocional. La clave está en el equilibrio, no en la perfección.

5. Detectar y atender señales de alarma
Si una persona comienza a obsesionarse con su imagen, evita eventos sociales por no poder entrenar, o muestra ansiedad cuando no sigue su rutina, puede ser útil consultar con un psicólogo antes de que el trastorno se consolide.

6. Romper el tabú de pedir atención psicológica
Acudir a terapia no es una señal de debilidad, sino de fortaleza. Hablar abiertamente sobre salud mental y normalizar la atención psicológica reduce el estigma y facilita la intervención temprana.

La vigorexia es un trastorno serio que puede tener consecuencias significativas para la salud física y mental. Reconocer los síntomas y buscar atención psicológica es esencial para la recuperación. Con el tratamiento adecuado, es posible superar la vigorexia y desarrollar una relación más saludable con el cuerpo y el ejercicio.

Puedes contar con un psicólogo online en Therapyside para seguir profundizando en tus emociones, priorizarte y cuidar tu bienestar psicológico. Si este artículo te ha ayudado a comprender mejor este tema, ¡esperamos que te sientas más empoderado para vivir una vida sin limitaciones!

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