Ansiedad
22/4/2025
4
min

Desmontando mitos sobre la tripofobia

La tripofobia no aparece en los manuales de diagnóstico oficiales como un trastorno reconocido, pero eso no significa que no sea una realidad. 

Basta con ver la reacción de muchas personas al encontrarse con imágenes de agujeros pequeños o protuberancias —como un panal, las semillas de una flor de loto, ciertas texturas en la piel, o estructuras naturales y artificiales— para saber que algo se activa en su cerebro. 

Las reacciones pueden ir desde el asco a cuadros de ansiedad extrema. Pueden aparecer sudores, náuseas, ansiedad, e incluso rechazo inmediato. Pero… ¿por qué ocurre? ¿Qué hay detrás de esto?

Aunque el término se ha viralizado en redes sociales y memes, la verdad es que detrás de este malestar hay explicaciones psicológicas. Sigue leyendo para enterarte de todo y desmontar mitos muy populares.

¿Es la tripofobia un trastorno?

Oficialmente, la tripofobia no está clasificada como un trastorno específico en los manuales diagnósticos más utilizados en psicología y psiquiatría, como el DSM-5. Sin embargo, eso no significa que no sea relevante en el día a día de algunas personas.

Algunas personas reaccionan física y mentalmente ante objetos o imágenes de pequeños agujeros o texturas agrupadas. Se trata de una fobia que puede presentarse junto a otros problemas psicológicos. Su  manifestación se parece mucho a otras fobias específicas, como el miedo a las alturas o a ciertos animales.

"Es importante entender que las fobias son un tipo de trastorno de ansiedad. Se caracterizan por un miedo intenso, irracional y persistente ante un objeto, situación o estímulo específico. Estas respuestas no están necesariamente relacionadas con el peligro real del objeto temido, pueden ser peligros imaginados. En cualquier caso suponen un malestar y limitan la vida de quien lo experimenta. 

Las fobias requieren un abordaje de psicología clínica para aprender a regular la respuesta y ganar calidad de vida". Comenta Isabel Aranda, psicóloga y colaboradora en Therapyside.

¿Por qué se produce?

No hay una única causa clara, pero la ciencia ha propuesto algunas hipótesis interesantes:

  • Herencia del pasado: algunos estudios sugieren que la tripofobia podría tener raíces evolutivas. La visión de patrones similares a los de la piel de animales venenosos o de heridas infecciosas podría activar una señal de alarma inconsciente.
  • Condicionamiento: si en algún momento has tenido una experiencia desagradable con un objeto o imagen de ese estilo, puede haberse generado una asociación negativa.
  • Sensibilidad visual: hay personas con mayor sensibilidad neurológica ante ciertos estímulos visuales repetitivos o caóticos.
  • Predisposición fóbica: algunas personas tienden con más facilidad a responder con fobias ante cosas que no controlan.

Estrategias a la hora de afrontar la tripofobia

Aunque no esté oficialmente reconocida, la tripofobia, como todas las fobias, puede generar mucho malestar. Por suerte, existen herramientas psicológicas que pueden ayudarte a manejar sus efectos.

Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

La TCC es uno de los enfoques psicológicos más eficaces para tratar fobias. En este caso, el trabajo terapéutico se centra en:

  • Identificar pensamientos automáticos negativos cuando aparece el estímulo.
  • Reestructurar creencias irracionales (“esto es peligroso”, “no lo soporto”).
  • Avanzar hacia una exposición controlada.

Técnicas de regulación emocional

Son fundamentales para aprender a gestionar las emociones incómodas que aparecen. Algunas técnicas útiles son:

  • Respiración diafragmática.
  • Mindfulness para aceptar la reacción sin rechazarla.
  • Identificación del disparador emocional.

Distracción y control del enfoque

Alejarse mentalmente del estímulo durante los primeros segundos puede ser útil para que la intensidad de la respuesta emocional disminuya:

  • Cambiar el foco de atención
  • Describir verbalmente el entorno
  • Realizar una tarea alternativa

Exposición controlada

Se hace de manera gradual y guiada por un profesional. Consiste en exponerse poco a poco a los estímulos tripofóbicos, comenzando por imágenes menos desagradables hasta llegar a aquellas que generan más malestar.

Mitos sobre la tripofobia

“Es una enfermedad de la piel”

Falso. Aunque algunas imágenes de piel con afecciones pueden generar tripofobia, la tripofobia no es un problema dermatológico, sino una reacción psicológica.

“No es una fobia reconocida clínicamente”

No está recogida como una categoría específica en manuales diagnósticos, pero sí se puede trabajar como una fobia específica en el ámbito clínico.

“Todas las personas tienen tripofobia”

No es verdad. Muchas personas sienten incomodidad ante ciertos patrones, pero solo se habla de tripofobia cuando la reacción es desproporcionada y limita el bienestar.

Tripofobia: ¿una moda o algo más allá?

Con la popularización del término en redes sociales, es fácil pensar que se trata de una tendencia más. Sin embargo, la respuesta emocional que provoca no es ninguna broma. Las imágenes virales pueden despertar respuestas de ansiedad en personas sensibles, lo que demuestra que va más allá de una moda.

Además, y esto es importante, muchas veces la tripofobia se combina con otros cuadros, como trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), neurosis o ansiedad generalizada. Aquí es donde el diagnóstico psicológico marca la diferencia.

Cómo saber si tienes tripofobia

Es necesario contar con un diagnóstico psicológico por lo que debes acudir a consulta se te pasa algo parecido a:

  • Rechazo o náuseas al ver patrones repetitivos de agujeros.
  • Sensación de ansiedad o necesidad urgente de mirar hacia otro lado.
  • Picor, sudoración o sensación de peligro al ver esas imágenes.
  • Hacer cualquier cosa para evitar ciertos objetos (flores de loto, panales, frutas, etc.)

¿Qué hacer si crees que tienes tripofobia?

  • Lo primero y más importante, acude a un psicólogo que haga un diagnóstico correcto.
  • No te obligues a exponerte solo/a si te genera mucha ansiedad.
  • Intenta hablar del tema con alguien de confianza
  • Busca ayuda psicológica especializada.
  • Evita la sobreexposición a imágenes virales sin control.

¿La tripofobia tiene tratamiento?

Sí. Aunque no haya un tratamiento específico universal, como ya hemos comentado la intervención psicológica funciona y puede mejorar mucho la calidad de vida.

En algunos casos, si hay un nivel muy alto de ansiedad, se puede valorar un abordaje combinado con medicación prescrita por el médico.

En resumen, la tripofobia no es solo una “manía” o algo puntual. Para quienes la viven, puede ser una fuente de malestar real. Aunque no se considere un trastorno clínico, entra en la categoría de fobias y estas requieren atención y tratamiento para mejorar nuestra calidad de vida.

Si te identificas con lo que has leído, recuerda: no estás solo/a. Muchas personas sienten lo mismo y hay diferentes herramientas para gestionarlo. La terapia psicológica puede ayudarte a entender qué hay detrás de tus reacciones, a normalizar tus emociones y a recuperar tu bienestar.

No se trata de huir de lo que te asusta, sino de aprender a relacionarte con ello desde un lugar más seguro.

Puedes contar con un psicólogo online en Therapyside para seguir profundizando en tus emociones, priorizarte y cuidar tu bienestar psicológico. Si este artículo te ha ayudado a comprender mejor este tema, ¡esperamos que te sientas más empoderado para vivir una vida sin limitaciones!

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